Nuestra filosofía reside en la absoluta honestidad profesional.

No siempre resulta conveniente batallar un asunto jurídico, así como tampoco es recomendable tirar la toalla cuando se puede luchar y ganar. Aquí lo tendrás claro, porque seremos honestos y directos cuando coloques tu asunto sobre la mesa: sabrás desde el primer momento si dar la batalla merece la pena.

En esta profesión nadie te puede garantizar una victoria -nunca, jamás-. Pero sí que se puede prever una completa derrota. Y, precisamente por ello, una nueva forma de entender la Abogacía consiste en no generar falsas expectativas en el cliente. Porque, llegado el momento de los resultados, ello perjudicará tanto al defendido como al letrado. Nadie sale realmente beneficiado.

Consecuentemente, es imprescindible que se genere confianza, respeto mutuo y un vínculo real entre el cliente y el abogado. Y eso, desgraciadamente, no siempre se consigue -especialmente cuando se contrata con grandes bufetes-. Es básico poder poner cara al profesional que la está poniendo frente a todos por ti.