La marca tiene poder

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Las marcas gustan, atraen, estimulan, sugieren.  El potencial cliente sucumbe al atractivo, al poder estimulante y sugestivo de una marca asociada -como está la mayoría de las veces- a una campaña publicitaria que llega a la fibra del futuro comprador por lo sugerente, fascinante, hechicera y hasta sensual. 

La empresa, a su vez, juega con esta baza: un buen marketing que haga a la marca fuerte, competitiva y capaz, por sí misma, de atraer clientes.  Por esta razón, tanto para la empresa como para sus clientes, el mundo de las marcas es estimulante y sugestivo y, en cualquier caso, atractivo porque la marca tiene poder.

Tanto poder que es imposible que recorramos una calle de cualquier pueblo o ciudad sin toparnos con ella; siempre hay una marca que nos espera a la vuelta de cualquier esquina.

Sin duda, la empresa que tiene una marca es una empresa que tiene poder; un poder muy valioso, casi siempre incalculable y que en ocasiones supera al de la propia empresa.  Un verdadero poder que conforma e inventa mercados, diferencia productos y servicios y que cumple muchas otras funciones que añaden valor.

La empresa que no desarrolla e impulsa la marca y, por supuesto, que no la protege está vendida, pues ello permitirá que pueda quedarse como colgada y pendiente de un hilo, oscilando por el mercado de la competitividad con idas y venidas incontroladas, como si de un péndulo se tratara.  Si es así, la empresa puede quedarse sin uno de los principales motores de que dispone para correr en la carrera de la competitividad: el poder de la marca. Y como detrás de una marca siempre hay una empresa, ésta se beneficia del poder de la marca, y al revés.

Y dicho esto, ahora nos preguntamos ¿en dónde radica ese poder de la marca?.

En gran medida yace en la naturaleza abstracta de lo que contiene, supone o evoca la marca; en los diversos aspectos de la realidad que significa, en cuya conjunción podemos encontrar donde radica su poder.

En efecto, la marca identifica a una empresa, como lo puede ser una empresa fabricante de coches, respaldada por marcas secundarias, correspondientes a los diferentes modelos de coches que fabrica.

Es un logotipo, simple y característico, identificativo de la empresa o de la marca de la empresa, como puede ser un león rampante.

Es un medio de identificación, para identificar fácilmente la propia marca o logotipo de la empresa, por ejemplo, en una terminal de un aeropuerto abarrotada de gente.

Es una imagen (de marca), que muestra las características de la empresa, como pueden ser la rapidez, limpieza, buen servicio y calidad de una cadena de establecimientos que sirven comida rápida.

Es una identidad (de marca), que lo es corporativa de toda la empresa, que comprende, por ejemplo, en una compañía de aviación, los uniformes del personal, decoración de las oficinas, exterior e interior de los aviones, etc.

La marca identifica un producto o un servicio de los de sus competidores.

Es una fuente de información, por la información que contiene en sí misma.  Es el caso de la marca de un coche de grandes prestaciones y de elevado precio, para el que lo conduce.

La marca es un slogan, que pretende condensar en una frase algo característico de la misma y de su personalidad, como puede ser "colores unidos" para anunciar una marca de ropa.

También es la marca una imagen publicitaria, que se vincula habitualmente al slogan, mediante la cual se pretende dar una imagen de marca. Podría ser, por ejemplo, reuniendo a gentes de todo el mundo, para el slogan "colores unidos".

En definitiva, la empresa o empresario que se precie de serlo, que pretenda identificar en el mercado con éxito y con competitividad sus productos y/o servicios de los de sus competidores, es a través de la marca como podrá conseguirlo, porque para ello la marca tiene poder.

Ignacio M. Barroso

Abogado

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