Los planes generales en materia de urbanismo

Guía publicada por:

Alguna vez nos enteramos de que el Plan General urbanístico de nuestro municipio está en proceso de elaboración o revisión. La mayor parte de las veces, no le solemos dar mayor importancia. Total ¿en qué me puede afectar? Posiblemente en nada. Pero si tiene una casa o un negocio o es titular de algún otro bien inmueble, las probabilidades de afección son muy altas.

Los Planes Generales de Ordenación (también conocidos como Planes Generales de Ordenación Urbana o Planes Generales Municipales, según las Comunidades Autónomas) constituyen el instrumento administrativo de intervención sobre el derecho de propiedad más fuerte y potente de nuestro Ordenamiento Jurídico. Con una capacidad de decisión sobre cada porción de suelo del municipio enormemente amplia.

En primer lugar, decide qué es suelo urbanizado y suelo rural, que son las dos nuevas situaciones básicas de suelo que establece la legislación estatal. Aquí nos podemos llevar la desagradable sorpresa de que nuestra casa o nuestro negocio se encuentren en suelo rural o asimilado, porque el planificador entiende que no cuenta con los elementos de urbanización necesarios o que se trata de un área que debe renovarse. Lo que ello implica, en la mayor parte de las ocasiones, es que nuestra vivienda o negocio están llamados a desaparecer.

En segundo lugar, está el uso que el planificador asigna a nuestra propiedad. Es muy frecuente la práctica de que, en el nuevo plan, una porción de nuestra casa pase a ser calle, simplemente porque se ha decidido su ensanche. También son frecuentes los cambios de uso con la finalidad de fomentar un nuevo destino del suelo. Los ejemplos pueden ser de todo tipo.

Lo importante es que seamos conscientes del enorme poder que tienen los Planes Generales sobre el derecho de propiedad. Es absolutamente necesario que la administración fomente la información y colaboración de los vecinos al máximo. Y, sobre todo, que los vecinos participen activamente, informándose y presentando
alegaciones, sugerencias o alternativas.

La participación ciudadana va adquiriendo progresivamente mayor peso e importancia. Al menos, aporta nuevos elementos de juicio al planificador y le exige un mayor esfuerzo en motivar y justificar adecuadamente cada decisión.

Pedir más información sin compromiso