El uso de la vivienda familiar.

La problemática de la asignación del uso y disfrute de la vivienda familiar en casos de separación y divorcio, siempre perjudica de sobremanera a la estructura económica de la familia.

El interés superior del menor en relación a la asignación del uso de la vivienda es un valor sobredimensionado, máxime si como ha sentado ya la Sala Primera del Tribunal Supremo se trata de un concepto jurídicamente indeterminado que en ocasiones se hace difícil de precisar. En aras de una protección absoluta no se puede sacrificar toda la estructura económica de la familia cuyo derrumbe puede a la larga perjudicar ese interés superior. Las posibilidades económicas de los progenitores tienen una determinada dimensión que no puede expandirse por mucho interés superior que se trate proteger.

Vista la casuística jurisprudencial debemos esmerarnos todos los abogados en detectar y acreditar, en el caso defendido, el elemento de abuso que permita justificar la pretensión temporizadora, es decir, ofrecer un cierto período de tiempo para que el progenitor que tiene el uso de la vivienda pueda encontrar otra, ya que aún habiendo menores la necesidad de habitación pueden quedar solventada por otros medios, y no con la vivienda familiar.

No puede hacerse de peor condición a las economías familiares débiles haciéndoles mantener inmovilizado el principal sino único patrimonio familiar.