Mediación Intercultural: Funciones, Trabajo y Cualidades del Mediador

Guía publicada por:

El primer aspecto que debe ser remarcado es partir del concepto de “relación intercultural” para poder profundizar con posterioridad en las funciones y posibilidades del mediador a la hora de canalizar este tipo de  conflicto. Cabría decir que toda relación intercultural se establece o debe establecerse sobre la base de criterios de respeto a la diversidad y centrándose en el beneficio mutuo. La clave de la relación intercultural es la sinergia, es decir, la colaboración o trabajo en conjunto  para la consecución de fines diversos en la interacción social. La interacción social y, en mayor escala, la interacción entre culturas diversas y no homogéneas es causa del conflicto, el cual puede y debe resolverse con respeto hacia “el otro” y hacia la diversidad, con diálogo y la escucha mutua y activa, rasgos que posteriormente detallaré en las técnicas y estrategias necesarias para resolver el conflicto.

Otro aspecto importante que es necesario reseñar aquí es lo que podríamos denominar el “ámbito de la interculturalidad”. Me parece fundamental indicar que por interacción intercultural entendemos  no sólo aquella que se produce entre nacional y extranjero, sino también aquella que acontece entre hombres y mujeres de las culturas en conflicto, entre adultos y menores, entre individuos de diversa condición social, etc.

Estas ideas previas que sintetizo son, a mi juicio de gran calado, en el momento en el que se solicita la intervención de un mediador, al que se le ha añadido el calificativo de intercultural, ejercicio que, a día de hoy, aparece muy difuminado por la legislación y está poco reconocido. Las complejidades de la vida multicultural y las relaciones que mantiene foráneos y nativos obligará a precisar, dentro de mi criterio, la funcionalidad del mediador y, asimismo, me conducirá a detallar qué tipo de mediaciones pueden ser llevadas a cabo y qué estrategias y conocimientos serán de capital importancia para que el mediador pueda hallar vías de acuerdo.

FUNCIONES, TRABAJO Y CUALIDADES DEL MEDIADOR INTERCULTURAL

Me gustaría hacer en un primer lugar un análisis a fondo de cuál debería ser el trabajo del mediador intercultural y las características que deberían concurrir en su persona para que su función diera el éxito esperado.

Con objeto de que estas cualidades se observen de la manera más gráfica posible, voy a desarrollar una tabla en la que se describan tanto el modus operandi del mediador  intercultural, como la relación de la situación social en barrios o sectores de nuestras ciudades que se ven afectados por conflictos interculturales...

CUALIDADES DEL MEDIADOR INTERCULTURAL

 Conocer la realidad con la que trabaja para prever conflictos.

Conocimiento del contexto social, político y cultural donde se va a desarrollar concretamente la mediación

Como regla fundamental del mediador es que su trabajo debe encaminarse no sólo para el acuerdo sino más fundamentalmente para la prevención de nuevos conflictos futuros.

Otro aspecto a mi juicio esencial es que el mediador debe tener un conocimiento bastante amplio sobre las partes implicadas en el conflicto (véase vecinos autóctonos e inmigrantes).

Es muy importante que el mediador intercultural esté muy formado desde el punto de vista de la comunicación.

 

METODOLOGÍA

El principio metodológico fundamental a mi juicio debe ser sostener la neutralidad a toda costa, dado que el mediador nunca debe ser contemplado como un gestor de recursos y soluciones sino como una figura neutral que puede hacer de puente para canalizar esos recursos.

Debe estar encaminada a combatir el acento en la diferencia y también el mediador debe tratar de evitar la universalización a partir de lo propio.

 Desde mi punto de vista, el mediador se debe asesorar y realizar co-mediación.

 Metodológicamente debe trabajar con todos los grupos implicados.

 Mejorar y potenciar el conocimiento mutuo.

CONOCIMIENTO REALIDAD SOCIO-POLÍTICA

Muchas de nuestras ciudades se caracterizan por su distribución en barrios con estructuras sociales definidas. En los barrios obreros y en otros de clase media se han instalado comunidades de otros países buscando un sustento.

Los inmigrantes viven en una inestabilidad legislativa, ya que no encuentran facilidades para mantener su status legal.

Existe una convivencia difícil entre unos inmigrantes vulnerables y la comunidad autóctona.

No se deben romper puentes de unión, sino crearlos y fortalecerlos, procurando encontrar vías de entendimiento y sinergias. Creemos puntos en común. La convivencia es ambivalente crea situaciones conflictivas,  pero a la vez ayuda a ver perspectivas nuevas y cauces de entendimiento.

Dialogar para rechazar el enfrentamiento y buscar salidas.

En esencia, el mediador intercultural señalado para llevar un caso como el que nos ocupa deberá conocer en profundidad la cultura autóctona y el sentir y pensar de las culturas foráneas. Para ello, deberá informarse adecuadamente y hacer previamente un trabajo de campo, que le permita conocer en detalle los puntos de vista de los vecinos tradicionales y, al mismo tiempo, gobernar la información suficiente acerca de las comunidades latinas residentes y de otras culturas.

Debo hacer un gran énfasis en que este criterio no va a romper en absoluto la neutralidad e independencia que deben gobernar las acciones del mediador, pues no existe verdadera neutralidad sin conocimiento.

De igual forma y como es muy difícil, lento y laborioso manejar amplios niveles de información sobre culturas heterogéneas, a mi juicio éste sería uno de los casos que se prestaría para la co-mediación. Sería imprescindible que diversos profesionales pudieran hacer frente no sólo a la información, sino que aportaran también sus puntos de vista y su ejercicio profesional a la hora de canalizar los posibles encuentros entre las partes en conflicto y las entrevistas que pudieran ser realizados en todos los grupos sociales implicados.

Llegados a este punto, creo imprescindible la participación de un antropólogo social y/o de un sociólogo especializado en el conocimiento de conflictos en el mundo urbano para que, en colaboración con el mediador pudieran encauzar con habilidad el conflicto.

Hasta el momento presente, septiembre 2013, cuando redacto este ejercicio práctico, no existe ni una metodología ampliamente consensuada, ni protocolos del ejercicio del mediador intercultural.

 Me he puesto en contacto con dos de los grandes especialistas a nivel internacional sobre los conflictos interpersonales, intergrupales e interétnicos, como son Aldo Morrone y Dominique Dabate, quienes trabajan en Quebec y tienen una larga trayectoria en este tipo de conflictos y también en conflictos familiares.

Me informan de que existe en Washington D.C. una serie de investigadores que recopilan todo tipo de información de cómo se gestan los conflictos intergrupales y sociales con componente interétnico. Igualmente me señalan que se estudian culturas diversas (españoles, italianos, franceses, indues, pakistaníes, otros asiáticos y africanos), tratando de observar las dificultades, modo de pensar y actuar de estos grupos sociales y su relación con la cultura dominante autóctona americana.

Se constata en este trabajo la necesidad de que los mediadores se capaciten y se formen al máximo para saber llevar a cabo su labor profesional. Esta información les permitiría gestionar y regular el conflicto de una manera adecuada.

Queda igualmente reflejado en estos trabajos de investigación que las teorías liberales, funcionalistas y marxistas han tratado de minimizar este tipo de conflictos.

. En pocas palabras, un grupo étnico o una etnia es una colectividad que se identifica a sí misma y que es identificada por los demás conforme a criterios étnicos, es decir, en función de ciertos elementos comunes tales como el idioma, la religión, la tribu, la nacionalidad o la raza, o una combinación de estos elementos, y que comparte un sentimiento común de identidad con otros miembros del grupo.

En esta afirmación se observa claramente el encaje con la definición antes mencionada de comunidad que se identifica y es identificada por los demás. Esta identificación va a conllevar que el mediador lleve a cabo por una parte estudios de carácter cualitativo, pero también de carácter cuantitativo y, en mi opinión, deba convertirse en una figura de control social que realice tareas de prevención para situaciones futuras, muy particularmente en la educación, con respecto a la diferencia.

A tal fin, el mediador deberá desarrollar un tipo muy especial de comunicación. Me parece esencial que el mediador esté dotado de unas capacidades nada desdeñables en el manejo de la comunicación. Los datos que nos aporta la investigación sociológica muestran habitualmente que amén del conflicto manifiesto, hay un conflicto latente que se ha ido consolidando con el paso del tiempo. En este tipo de conflictos suelen citarse una serie de provocaciones por las partes en conflicto, ya que es el lenguaje, incluso antes que la propia realidad, lo que describe la raíz del conflicto.

Ese tipo de conflicto larvado, con una evolución hacia un conflicto social grave va a requerir, como señalo, la imperiosa necesidad de un giro radical en la comunicación, que los mediadores deberán llevar a cabo.

Si a mí se me encargara este caso, uno de los elementos o de las técnicas que utilizaría sería lo que en la Teoría de la Comunicación Humana se conoce como “escucha reflectante, cuya finalidad es extraer el sentimiento oculto tras las palabras.

La intención fundamental del mediador es que se favorezca el contenido emocional oculto de todos los intercambios verbales con objeto de mejorar y potenciar la calidad de la comunicación.

De la misma forma que antes señale que no existe verdadera neutralidad, elemento fundamental caracterizador del mediador sin un profundo conocimiento de la situación social de las partes en conflicto, también quiero poner el énfasis en que para tener una capacidad de decisión que las partes deben tomar en su momento, es imprescindible alcanzar unos niveles aunque sean mínimos de comunicación. A mi entender la comunicación entre las partes falla porque quedan esos conflictos previos no resueltos y, para ello, es crucial esta técnica de la escucha reflectante.

Y además esta comunicación deberá ser controlada por parte del mediador o de los mediadores enraizándola en el tipo de conflicto que estamos tratando y que, a mi juicio, se debe a  cambios en la posición de un grupo étnico dentro del marco social más amplio.

Javier Puerta Velasco

Mediador-Experto en Resolución de Conflictos

Tel. Fax (91) 1308393

Móvil 610253067

javier@suarezypuertamediadores.net

www.suarezypuertamediadores.net

www.suarezabogadas.net

 

 

 

 

 


 

 

 

 

Pedir más información sin compromiso