Trabajar sin contrato

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El trabajador sin contrato debe prepararse para un final traumático de la relación laboral.

Lamentablemente la existencia de trabajadores sin contrato es una realidad en aumento. Muchos de mis clientes vienen a mi despacho después de haber sido despedidos, y la primera dificultad con la que debo enfrentarme es lograr acreditar que alguna vez trabajaron donde dicen.

Algunos traen unas fotos que se hicieron en el lugar de trabajo, otros me dan los nombres de sus compañeros, también trabajadores sin contrato, y con esto creen poder demostrar que trabajaron durante años o meses en tal o cual restaurante, o en esta o aquella empresa, o como empleados domésticos en una casa.

Sin embargo, la realidad es que todas esas “pruebas” carecen de la validez que ellos pretenden. Una foto de un día, demuestra que se trabajó ese día, nada más. Y los compañeros que prometieron apoyarnos, callarán para conservar su precario empleo, y nada se les puede reprochar.

El exceso de mano de obra ha propiciado la imposición de unas condiciones laborales injustas, pero aun así, aceptadas, pues ante todo hay que sobrevivir.

En mi experiencia, trabajar sin contrato siempre termina mal para el trabajador, y sólo en muy contadas ocasiones tiene alguna consecuencia negativa para el empresario. Trabajar sin contrato significa no pagar impuestos, pues no hay retención por IRPF, ni por cotizaciones sociales; pero también significa no tener derecho a paro cuando te despidan, significa no tener derecho a una pensión cuando te jubiles, y en definitiva, significa desproveerse de todos los derechos laborales y sociales que reconocen las leyes y los convenios colectivos.

Por eso, el trabajador sin contrato debe asumir desde el primer día y hasta el último, que además de su trabajo remunerado, tiene otro añadido que consiste en acumular cuantas pruebas pueda que logren acreditar todos los aspectos de la relación laboral. ¿Cuándo empezó a trabajar? ¿Qué horario hacía? ¿Qué sueldo le pagaban? ¿Qué funciones ejercía? ¿Quién le contrató? ¿Dónde trabajaba?

En esta labor oculta, el trabajador sin contrato debe valerse de cuantos medios estén a su alcance: grabar conversaciones de manera oculta, siempre que uno participe en ellas; llevar un diario de cantidades cobradas; retratarse cada día con el periódico en su puesto de trabajo; confeccionar un calendario detallado de los días de fiesta y de las horas extras realizadas; y así un largo etcétera, que dependerá del tipo de trabajo y de la imaginación del trabajador.  

El objetivo del trabajador sin contrato debe ser exigir que su relación laboral se regularice, pero antes debe hacerse con las pruebas necesarias.

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