Abogado “de oficio” o Abogado “particular”

Guía publicada por:

Cuando las personas que no están habituadas a tener que actuar ante los Juzgados y Tribunales se ven abocadas a ello, ya sea por propia voluntad o de forma forzosa, a menudo se les plantea la duda de si será mejor solicitar la designación de un abogado por turno de oficio o la contratación de un abogado “particular”.

De entrada, decir que no existe, como algunos piensan erróneamente, un cuerpo de “abogados de oficio” como tal; sino que cualquier abogado que ejerza su profesión de forma independiente, puede inscribirse en los listados correspondientes del Colegio de Abogados al que pertenezca, y pasar a asumir asuntos por turno de oficio, que posteriormente le serán remunerados por la administración de justicia. Tal remuneración, que se efectúa en base a módulos y baremos preestablecidos, por lo general, será inferior a la que se habría obtenido por el mismo asunto, en el caso de que el encargo hubiese venido directamente del particular.

Así pues, no tiene ninguna lógica el pensamiento de que un “abogado particular” siempre será mejor que un “abogado de oficio”, pues, como vemos, la mayoría de abogados compaginan ambas facetas. Tampoco es cierto, por lo general, que los abogados demos preferencia a los asuntos que nos vienen directamente de un particular, por encima de los que asumimos previa desgina por turno de oficio; pues, todos los clientes deben ser considerados iguales, y merecen los mayores respetos y la màxima atención, con independencia de donde provengan. También es cierto que, en ocasiones, al abogado “particular” se le podrá pedir un “plus” de dedicación, pues será nuestro abogado para todo, hasta que decidamos lo contrario; mientras que la designa del profesional “por turno de oficio” solo será para un caso concreto. De este modo, la diferencia más sustantiva, es que al profesional “por turno” de oficio, no le puede elegir, sino que toca el que toca.

De este modo, los ciudadanos no deberían tener reparo alguno para solicitar un abogado de oficio, cuando reúnan los requisitos para que se les reconozca el derecho de justicia gratuita; pues no cabe duda de que el profesional que acabe siendo designado realizará un trabajo decente y se hará merecedor de la màxima confianza. No son pocos los casos de personas que conocen a un abogado, gracias al turno de oficio, y tiempo más tarde, contratan directamente al mismo profesional para que les ayude en problemas distintos.

También existe la creencia infundada de que un abogado, cuanto más cobra por sus servicios, mejor profesional será. Obviamente, los abogados de mayor prestigio y reconocimiento y/o los que obtienen mejores resultados, reciben una mayor demanda de sus servicios; de tal manera que, siendo su  tiempo limitado, evidentemente cobrarán más por su trabajo. Sin embargo, el hecho de que un abogado perciba unos honorarios “racionales”, o más ajustados que otros compañeros de profesión, no lo hace menos idóneo para llevar un asunto judicial con la màxima profesionalidad, ni para obtener un pronunciamiento judicial favorable.

La experiencia nos demuestra que existen abogados poco hábiles ante los Tribunales que, no obstante, tienen mejores dotes “comerciales”, y consiguen convencer a sus potenciales clientes para que les contraten y les abonen altas sumas, con promesas de resultados que jamás llegan a ver la luz; mientras que, en el otro extremo, conviven otros abogados que ofrecen un servicio excelente, sin hacer excesivo ruido, y cobrando unos honorarios absolutamente acordes con los servicios prestados y metas realmente alcanzadas.

Desde HL ADVOCATS, nuestro consejo es que, a la hora de  plantearse la contratación de un abogado, huya de los “cantos de sirena”, se deje aconsejar por familiares, amigos, compañeros de trabajo, y busque referencias, para finalmente elegir al profesional más adecuado para sus intereses. Y,  si sus recursos económicos no le permiten acudir directamente al profesional que le puedan haber recomendado, no tenga miedo a solicitar un abogado “de oficio”, pues estamos seguros de que no se arrepentirá de ello.

En cualquier caso, lo primordial es que Ud. confie y respete plenamente a su abogado, sea de oficio o particular, y que a su vez, dicho profesional se haga merecedor del màximo respeto y confianza por su parte

Pedir más información sin compromiso