El negocio de las apuestas

Estamos viendo proliferar las tragaperras que sirven como centro de apuestas.

El problema fundamental es que, como la proliferación de los smartphones, los locales donde se instalen no sólo no llevan la fiscalidad de las operaciones que se llevan a cabo por sus clientes. Hay un vacío legal en este tema que habrá de ser solucionado con prontitud pues se está perdiendo grandes cantidades de cotizaciones al Erario público que tiene la exclusiva de las apuestas y loterías.

Además es de señalar que los establecimientos que tienen estas nuevas máquinas no tienen licencia para jugar a las apuestas en tiempo real. La ragulación de este nuevo fenómeno debe de tratarse, primero, de la autorización para instalar esas máquinas, que no se quede en un simple contrato entre la empresa de apuestas y el mercado, para así poder aplicar una retención a los premios que se ofrecen, y después, se fiscalicen los resultados de las empresas que ofrecen el servicio, con lo que quedaría legalizado el acuerdo.

Hay que decir que el importe del negocio ronda el 27% del PIB.