Consejos para Afrontar una Separación o Divorcio

Afrontar adecuadamente un proceso de separación y/o divorcio puede ahorrar muchos costes económicos y emocionales. Por ello, en esta ocasión queremos ofrecer algunos consejos que pueden ayudar a que la situación sea lo menos gravosa posible tanto para la pareja como para los hijos, en el caso de que los hubiera.

Hay que partir de la idea de que la separación o divorcio es mucho más que un proceso jurídico, pues la ruptura de la unidad familiar conlleva, además de múltiples cuestiones de índole legal, implicaciones emocionales y psicológicas que afectan tanto a los miembros de la recién disuelta pareja como a sus hijos. Por ello, siempre que resulte posible se deberá fomentar la adopción de acuerdos para regular la situación resultante de la ruptura, lo que cobra especial relevancia cuando hay hijos menores de edad. A este respecto recordar que una separación o divorcio de mutuo acuerdo favorece el clima de diálogo entre los progenitores y genera un ambiente más propicio para las relaciones de los hijos con éstos. Conviene no perder de vista nunca que “se separan los progenitores y no los hijos”, de manera que, tras la ruptura, los hijos precisan igualmente de los cuidados y atenciones de uno y otro progenitor, por lo que se deberá fomentar en todo momento que los hijos mantengan una buena relación con el otro progenitor y no permitir nunca que tomen posiciones al respecto.

Es muy importante transmitir a los hijos que la ruptura de la pareja, si bien lleva consigo una reestructuración familiar, ello en nada va a perjudicar a su relación con ambos progenitores, de manera que los mismos comprendan que ambos van a seguir ocupándose de sus vidas y queriéndolos como hasta el momento. De igual forma, es muy importante no utilizar a los hijos en los conflictos que pudieran surgir con el otro progenitor y evitar derivar hacia ellos las tensiones que la ruptura generan.

Una vez finalizado el proceso, y aunque sólo uno de los progenitores ostentase la custodia de los hijos, ambos continúan resultando imprescindibles para el crecimiento y maduración de los hijos, por lo que, aunque las relaciones entre los progenitores no sean buenas, se deberá procurar que todas las cuestiones relevantes en la educación y desarrollo de los hijos sean tomadas de mutuo acuerdo, pues la separación o divorcio no ponen fin a las obligaciones compartidas por los progenitores con respecto a los hijos. Finalmente, recordar que la obstaculización e inconstancia en el régimen de visitas repercute negativamente en la estabilidad emocional de los hijos, lo que puede generar graves perjuicios psicológicos.

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